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martes, 28 de diciembre de 2010

y la vida era la luz de los hombres. Y la luz en las tinieblas
resplandece; mas las tinieblas no la comprendieron. Fué un
hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Éste vino
por testimonio, para que diese testimonio de la luz, para que
todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese
testimonio de la luz. Aquel era la luz verdadera, que alumbra
á todo hombre que viene á este mundo. En el mundo estaba,
y el mundo fué hecho por él; y el mundo no le conoció. Á
lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas á todos los

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